(Asteriscos TV). Se conoció un informe de la Unidad de Sistemas de Inteligencia Territorial (USIT) del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad, en unas 8.200 manzanas que detectó que hay 2.917 construcciones abandonadas de varios tipos: fábricas y galpones, edificios; petit hoteles y casas bajas.
Llamativamente en cada una de las categorías las proporciones son similares: 1.000 construcciones sin uso por cada una de las categorías, con distintos niveles de construcción o falta de ella.
Los cuatro barrios que integran el Macrocentro: Monserrat, San Nicolás, Balvanera y Constitución son los que concentran el mayor número de hoteles y casas abandonadas.
Barracas, Parque Patricios y La Boca son los que tienen mayor número de esqueletos de edificios. Le siguen la zona oeste de La Paternal, Villa Crespo y Chacarita, en éste último caso, con un importante número de fábricas y galpones en desuso.
Entre las construcciones abandonadas, un importante número, son de vieja data, inclusive desde la década del 70 y en menor medida, las que no se concluyeron en los últimos años, por distintas circunstancias: crisis del 2001, mal manejo en la planificación preventa, clausuras, falta de aprobaciones, falta de financiamiento y otras.
Si bien es interesante contar con un relevamiento de las edificaciones abandonadas habría que acompañarlas con una política urbana que las controle, para evitar accidentes, derrumbes, imprevistos ante adversas condiciones climáticas, intrusiones de gente que no tiene dónde vivir y otras.
En realidad, se tiene una percepción de que muchas obras no están avanzando al ritmo que tendrían que tener, pero no es tan fácil de determinarlo, pero si tienen una incidencia directa en la menor absorción de mano de obra.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades oficiales confirmaron que está analizando propuestas para que los propietarios terminen las obras y en caso de que no lo hicieran, la Ciudad puede ejercer la potestad de declararla nula y obligar al dueño a demolerla. Pero habrá instancias para permitirle que finalice la obra.
Se tiende a que una reconversión tanto productiva como urbana en la ciudad; también se analiza el otorgamiento de subsidios para empresas que quieran invertir y mejorar las obras inconclusas.
Según las últimas estadísticas de la USIT, hasta marzo de este año, la construcción de viviendas nuevas era la opción más elegida: de las cuales el 45% ingresan a la categoría de lujosas o suntuosas, y en lo que va del año, el 81% de los departamentos construidos son de uno y dos ambientes. En 2008, el total de unidades de uno y dos ambientes llegó al 74%, y en 2007 alcanzó el 79%.
En términos de vivienda, esta cantidad de obras inconclusas representa 60.000 no finalizadas. El déficit habitacional en la ciudad sigue creciendo: supera las 100.000 viviendas.
Llamativamente en cada una de las categorías las proporciones son similares: 1.000 construcciones sin uso por cada una de las categorías, con distintos niveles de construcción o falta de ella.
Los cuatro barrios que integran el Macrocentro: Monserrat, San Nicolás, Balvanera y Constitución son los que concentran el mayor número de hoteles y casas abandonadas.
Barracas, Parque Patricios y La Boca son los que tienen mayor número de esqueletos de edificios. Le siguen la zona oeste de La Paternal, Villa Crespo y Chacarita, en éste último caso, con un importante número de fábricas y galpones en desuso.
Entre las construcciones abandonadas, un importante número, son de vieja data, inclusive desde la década del 70 y en menor medida, las que no se concluyeron en los últimos años, por distintas circunstancias: crisis del 2001, mal manejo en la planificación preventa, clausuras, falta de aprobaciones, falta de financiamiento y otras.
Si bien es interesante contar con un relevamiento de las edificaciones abandonadas habría que acompañarlas con una política urbana que las controle, para evitar accidentes, derrumbes, imprevistos ante adversas condiciones climáticas, intrusiones de gente que no tiene dónde vivir y otras.
En realidad, se tiene una percepción de que muchas obras no están avanzando al ritmo que tendrían que tener, pero no es tan fácil de determinarlo, pero si tienen una incidencia directa en la menor absorción de mano de obra.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades oficiales confirmaron que está analizando propuestas para que los propietarios terminen las obras y en caso de que no lo hicieran, la Ciudad puede ejercer la potestad de declararla nula y obligar al dueño a demolerla. Pero habrá instancias para permitirle que finalice la obra.
Se tiende a que una reconversión tanto productiva como urbana en la ciudad; también se analiza el otorgamiento de subsidios para empresas que quieran invertir y mejorar las obras inconclusas.
Según las últimas estadísticas de la USIT, hasta marzo de este año, la construcción de viviendas nuevas era la opción más elegida: de las cuales el 45% ingresan a la categoría de lujosas o suntuosas, y en lo que va del año, el 81% de los departamentos construidos son de uno y dos ambientes. En 2008, el total de unidades de uno y dos ambientes llegó al 74%, y en 2007 alcanzó el 79%.
En términos de vivienda, esta cantidad de obras inconclusas representa 60.000 no finalizadas. El déficit habitacional en la ciudad sigue creciendo: supera las 100.000 viviendas.
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