Es la iniciativa más ambiciosa del gobernador bonaerense. Propone una reforma de la organización política integral y la descentralización de la administración provincial. Ya se debate en Diputados, pero hay resistencia: se habla de que genera más burocracia y no respeta las autonomías municipales.
Para algunos legisladores bonaerenses se trata de “un proyecto necesario para transformar la organización política de la provincia”. Para otros, “es inviable en un año electoral, está hecho para crear nuevos cargos públicos y más burocracia y no respeta la autonomía de los municipios”. El plan de regionalización de la Provincia es, sin dudas, el proyecto más ambicioso de la gestión de Daniel Scioli en el gobierno bonaerense. Fue presentado en sociedad a fines del año pasado de la mano de su ideólogo, el titular del grupo Banco Provincia (BAPRO), Santiago Montoya. A grandes rasgos, la idea original del ex recaudador bonaerense es dividir a los 134 municipios bonaerenses en regiones, entre 8 y 12, para descentralizar la administración provincial de La Plata.
El objetivo principal del proyecto, detallado en el tercero de los 25 artículos, es “lograr el desarrollo armónico del territorio de la Provincia, favoreciendo el crecimiento equilibrado de todas las regiones y la descompresión social del conurbano”. Con esa división se buscará descentralizar la administración pública bonaerense con administraciones regionales que intermediarán entre los municipios y el gobierno central.
Sin embargo, luego de que el proyecto ingresó formalmente en la Legislatura bonaerense, en marzo pasado, comenzaron a escucharse las voces en contra. Scioli continúa con la idea fija de que la regionalización comience a implementarse en 2012, es decir en la próxima gestión provincial. Así lo programó junto con Montoya y así lo promociona en sus recorridas por los municipios. Pero el gobernador parece no tener en cuenta que antes tiene un hueso duro de roer: la Legislatura provincial, que después de del recambio de 2009 dejó de serle fiel, aunque logró seducirla en más de una oportunidad.
El texto ingresó por la Cámara de Diputados, donde ya comenzaron las primeras reuniones informativas a cargo de Montoya. Antes de que la iniciativa comience a discutirse en las comisiones de Asuntos Constitucionales y Acuerdos (ACA), Legislación General y Presupuesto e Impuestos, la oposición sentó su posición. De acuerdo a las consultas realizadas por NCN en los distintos bloques, la mayoría coincide con el espíritu del proyecto. Pero no están dispuestos a acompañarlo, al menos este año, cuando restan ocho meses para que finalice el mandato de Scioli, quien a su vez espera ser reelecto en poco más de seis meses.
La iniciativa parlamentaria, que el gobernador pretende que se sancione lo antes posible, propone una ley marco para el plan de regionalización, que implica además la reforma de no menos de diez leyes provinciales. Entre ellas la ley de ministerios, la ley orgánica de las municipalidades, el reglamento de contabilidad para los municipios, e incluso podría requerir una reforma de la Constitución bonaerense. En caso de ser sancionada la ley marco, la Provincia prevé una fase de implementación de 180 días para exponer las normas complementarias y otra fase de 120 días para la conformación y delimitación territorial de las regiones.
Qué dicen los diputados
Luego del visto bueno de los ministros bonaerenses y sobre todo del gobernador Scioli, ahora tienen la palabra los legisladores provinciales. En la cámara iniciadora hay opiniones dispares. El diputado del FpV – PJ y presidente de ACA, Marcelo Feliú, le dijo a NCN que “es importante que se empiece a debatir el proyecto porque puede transformar la organización política de la provincia, reubicando a los distritos en base a regiones y diferenciando las distintas realidades económicas y sociales de la provincia”.
“Tiene que ser motivo de debate y hay que escuchar a los intendentes de cada distrito”, remarcó el legislador bahiense.
En relación a los intereses de esos distritos, el titular del bloque del Gen, Jaime Linares, consideró que “hay que empezar a hacer un régimen de delegados, pero de ninguna manera los municipios están en condiciones de delegar funciones al Ejecutivo porque es como entregar un cheque en blanco. En 25 años de gobiernos peronistas no hubo vocación de descentralizar ni desconcentrar la Provincia, salvo algún intento de (Antonio) Cafiero”.
En la Provincia, la mayoría de los intendentes opositores pertenecen al radicalismo, más algunos del Gen de Margarita Stolbizer y de la Coalición Cívica. Todos ellos, a excepción del ex radical K de San Isidro Gustavo Posse, están en el interior bonaerense. Mientras, los jefes comunales del Conurbano se alinean en el oficialismo. La principal preocupación de los distritos gobernados por opositores es que a partir de la creación de regiones se recorten las autonomías municipales.
Desde la bancada radical en Diputados, que representa la voz de esos intendentes, el titular del bloque, Ricardo Jano, fue tajante: “No vamos a dar tratamiento a la regionalización en medio de una discusión electoral en la que en menos de dos meses están programadas la presentación de listas, porque es imposible que no se mezcle la cuestión electoral”. Aunque, aclaró, en las filas del radicalismo “hay algunos que están a favor y otros que están en contra principalmente porque creen que se avanza en las autonomías municipales”.
Una postura similar adoptó el diputado de la Coalición Cívica Abel Miguel, para quien “la regionalización vuelve a postergar el tema de las autonomías municipales y sin municipios autónomos no hay posibilidades de desarrollo ni de auténtico crecimiento”. Sin embargo, Feliú ejemplificó el potencial beneficio de la regionalización para el desarrollo de los distritos con la “ley de desarrollo del sudoeste, que de alguna forma obliga a la Provincia a través de un consejo consultivo a atender las necesidades de la región en materia agropecuaria”.
En el peronismo disidente, que en la Cámara baja bonaerense está dividido en dos bloques (Unión Celeste y Blanco, que responde a Francisco De Narváez, por un lado; y el Peronismo Federal de Felipe Solá, que se agrupó con el PRO, por el otro), la mayor preocupación se centra en la burocracia y el desvío de fondos que puede originar la creación de estructuras intermedias entre el gobierno provincial y los comunales.
“El proyecto de regionalización es un saco a medida de los funcionarios que quieren ocupar los nuevos cargos provinciales, porque se va a crear una estructura administrativa casi como de nuevos jefes de ministros”, afirmó a NCN el presidente de la bancada de Unión Celeste y Blanco, Ramiro Gutiérrez. “Votando este proyecto quedará establecido un sistema burocrático que intermedia entre los intendentes y el gobernador, cuando en la Provincia no se necesita esa intermediación porque los intendentes pueden hablar cuando quieren con el gobernador”, agregó el diputado de Dolores.
Un proyecto ambicioso
El proyecto de ley que ya se comenzó a debatir en la Legislatura nació como una propuesta para transformar el Estado provincial. Una de las cuestiones que se tomaron en cuenta es la distribución de la población en los 30 millones de hectáreas que tiene la provincia más importante del país, donde sus cerca de 15 millones de habitantes presentan una gran concentración en el área metropolitana del Conurbano y un creciente proceso de despoblación en el interior.
Según los indicadores provisorios del último censo nacional, la población del interior de la provincia creció a un ritmo promedio del 7%, mientras que la población del conurbano bonaerense lo hizo a un ritmo del catorce 14% y en algunos distritos en hasta 40%.
La propuesta original de Montoya para la regionalización era la creación de nueve regiones, que se dividieran de acuerdo a características comunes de los municipios que las integran. Así, se pensó cuatro regiones para el interior de la Provincia, cuatro para el Conurbano, y la restante para la capital provincial y los municipios de su zona de influencia. Sin embargo, conocida la división comenzaron a surgir los planteos de algunos intendentes, como el de Junín Mario Meoni, para convertirse en cabecera de región.
Finalmente, no se incluyó en el proyecto el detalle de las regiones, que serán entre 8 y 12, de acuerdo al texto del Ejecutivo. Esas regiones deben estar integradas por un mínimo de 3 y un máximo de 25 municipios, que deben ser colindantes y en total deben superar los 450 mil habitantes y no tener más de 1,4 millones.
Además de las características de territorialidad el plan de regionalización busca, según aclara el proyecto, “impulsar su desarrollo institucional, económico y social mediante el despliegue de las capacidades de cada una de las regiones, para disminuir desequilibrios en materia de desarrollo socioeconómico, crecimiento poblacional e infraestructura, mejorando el tejido social con políticas públicas adaptadas regionalmente y para lograr un mayor acercamiento del Estado Provincial a sus habitantes, a través de un proceso de transformación del Estado Provincial profundo y abarcativo”.
El debate en la Legislatura provincial determinará el futuro del proyecto que eligió Scioli como central en su campaña para la reelección. En su discurso en la Asamblea legislativa para la apertura de las sesiones ordinarias, el gobernador resumió su propuesta: “La aplicación de esta ley fomentará aspectos clave de nuestro proceso de regionalización y descentralización, el aumento de la productividad, el mejoramiento de la oferta de bienes y servicios y el reacomodamiento de la infraestructura al crecimiento y al equilibrio territorial”.
El oficialismo legislativo buscará lograr el consenso para llegar a sancionarla, pero la oposición ya adelanto que será difícil este año. El final está abierto. (NCN).
Para algunos legisladores bonaerenses se trata de “un proyecto necesario para transformar la organización política de la provincia”. Para otros, “es inviable en un año electoral, está hecho para crear nuevos cargos públicos y más burocracia y no respeta la autonomía de los municipios”. El plan de regionalización de la Provincia es, sin dudas, el proyecto más ambicioso de la gestión de Daniel Scioli en el gobierno bonaerense. Fue presentado en sociedad a fines del año pasado de la mano de su ideólogo, el titular del grupo Banco Provincia (BAPRO), Santiago Montoya. A grandes rasgos, la idea original del ex recaudador bonaerense es dividir a los 134 municipios bonaerenses en regiones, entre 8 y 12, para descentralizar la administración provincial de La Plata.
El objetivo principal del proyecto, detallado en el tercero de los 25 artículos, es “lograr el desarrollo armónico del territorio de la Provincia, favoreciendo el crecimiento equilibrado de todas las regiones y la descompresión social del conurbano”. Con esa división se buscará descentralizar la administración pública bonaerense con administraciones regionales que intermediarán entre los municipios y el gobierno central.
Sin embargo, luego de que el proyecto ingresó formalmente en la Legislatura bonaerense, en marzo pasado, comenzaron a escucharse las voces en contra. Scioli continúa con la idea fija de que la regionalización comience a implementarse en 2012, es decir en la próxima gestión provincial. Así lo programó junto con Montoya y así lo promociona en sus recorridas por los municipios. Pero el gobernador parece no tener en cuenta que antes tiene un hueso duro de roer: la Legislatura provincial, que después de del recambio de 2009 dejó de serle fiel, aunque logró seducirla en más de una oportunidad.
El texto ingresó por la Cámara de Diputados, donde ya comenzaron las primeras reuniones informativas a cargo de Montoya. Antes de que la iniciativa comience a discutirse en las comisiones de Asuntos Constitucionales y Acuerdos (ACA), Legislación General y Presupuesto e Impuestos, la oposición sentó su posición. De acuerdo a las consultas realizadas por NCN en los distintos bloques, la mayoría coincide con el espíritu del proyecto. Pero no están dispuestos a acompañarlo, al menos este año, cuando restan ocho meses para que finalice el mandato de Scioli, quien a su vez espera ser reelecto en poco más de seis meses.
La iniciativa parlamentaria, que el gobernador pretende que se sancione lo antes posible, propone una ley marco para el plan de regionalización, que implica además la reforma de no menos de diez leyes provinciales. Entre ellas la ley de ministerios, la ley orgánica de las municipalidades, el reglamento de contabilidad para los municipios, e incluso podría requerir una reforma de la Constitución bonaerense. En caso de ser sancionada la ley marco, la Provincia prevé una fase de implementación de 180 días para exponer las normas complementarias y otra fase de 120 días para la conformación y delimitación territorial de las regiones.
Qué dicen los diputados
Luego del visto bueno de los ministros bonaerenses y sobre todo del gobernador Scioli, ahora tienen la palabra los legisladores provinciales. En la cámara iniciadora hay opiniones dispares. El diputado del FpV – PJ y presidente de ACA, Marcelo Feliú, le dijo a NCN que “es importante que se empiece a debatir el proyecto porque puede transformar la organización política de la provincia, reubicando a los distritos en base a regiones y diferenciando las distintas realidades económicas y sociales de la provincia”.
“Tiene que ser motivo de debate y hay que escuchar a los intendentes de cada distrito”, remarcó el legislador bahiense.
En relación a los intereses de esos distritos, el titular del bloque del Gen, Jaime Linares, consideró que “hay que empezar a hacer un régimen de delegados, pero de ninguna manera los municipios están en condiciones de delegar funciones al Ejecutivo porque es como entregar un cheque en blanco. En 25 años de gobiernos peronistas no hubo vocación de descentralizar ni desconcentrar la Provincia, salvo algún intento de (Antonio) Cafiero”.
En la Provincia, la mayoría de los intendentes opositores pertenecen al radicalismo, más algunos del Gen de Margarita Stolbizer y de la Coalición Cívica. Todos ellos, a excepción del ex radical K de San Isidro Gustavo Posse, están en el interior bonaerense. Mientras, los jefes comunales del Conurbano se alinean en el oficialismo. La principal preocupación de los distritos gobernados por opositores es que a partir de la creación de regiones se recorten las autonomías municipales.
Desde la bancada radical en Diputados, que representa la voz de esos intendentes, el titular del bloque, Ricardo Jano, fue tajante: “No vamos a dar tratamiento a la regionalización en medio de una discusión electoral en la que en menos de dos meses están programadas la presentación de listas, porque es imposible que no se mezcle la cuestión electoral”. Aunque, aclaró, en las filas del radicalismo “hay algunos que están a favor y otros que están en contra principalmente porque creen que se avanza en las autonomías municipales”.
Una postura similar adoptó el diputado de la Coalición Cívica Abel Miguel, para quien “la regionalización vuelve a postergar el tema de las autonomías municipales y sin municipios autónomos no hay posibilidades de desarrollo ni de auténtico crecimiento”. Sin embargo, Feliú ejemplificó el potencial beneficio de la regionalización para el desarrollo de los distritos con la “ley de desarrollo del sudoeste, que de alguna forma obliga a la Provincia a través de un consejo consultivo a atender las necesidades de la región en materia agropecuaria”.
En el peronismo disidente, que en la Cámara baja bonaerense está dividido en dos bloques (Unión Celeste y Blanco, que responde a Francisco De Narváez, por un lado; y el Peronismo Federal de Felipe Solá, que se agrupó con el PRO, por el otro), la mayor preocupación se centra en la burocracia y el desvío de fondos que puede originar la creación de estructuras intermedias entre el gobierno provincial y los comunales.
“El proyecto de regionalización es un saco a medida de los funcionarios que quieren ocupar los nuevos cargos provinciales, porque se va a crear una estructura administrativa casi como de nuevos jefes de ministros”, afirmó a NCN el presidente de la bancada de Unión Celeste y Blanco, Ramiro Gutiérrez. “Votando este proyecto quedará establecido un sistema burocrático que intermedia entre los intendentes y el gobernador, cuando en la Provincia no se necesita esa intermediación porque los intendentes pueden hablar cuando quieren con el gobernador”, agregó el diputado de Dolores.
Un proyecto ambicioso
El proyecto de ley que ya se comenzó a debatir en la Legislatura nació como una propuesta para transformar el Estado provincial. Una de las cuestiones que se tomaron en cuenta es la distribución de la población en los 30 millones de hectáreas que tiene la provincia más importante del país, donde sus cerca de 15 millones de habitantes presentan una gran concentración en el área metropolitana del Conurbano y un creciente proceso de despoblación en el interior.
Según los indicadores provisorios del último censo nacional, la población del interior de la provincia creció a un ritmo promedio del 7%, mientras que la población del conurbano bonaerense lo hizo a un ritmo del catorce 14% y en algunos distritos en hasta 40%.
La propuesta original de Montoya para la regionalización era la creación de nueve regiones, que se dividieran de acuerdo a características comunes de los municipios que las integran. Así, se pensó cuatro regiones para el interior de la Provincia, cuatro para el Conurbano, y la restante para la capital provincial y los municipios de su zona de influencia. Sin embargo, conocida la división comenzaron a surgir los planteos de algunos intendentes, como el de Junín Mario Meoni, para convertirse en cabecera de región.
Finalmente, no se incluyó en el proyecto el detalle de las regiones, que serán entre 8 y 12, de acuerdo al texto del Ejecutivo. Esas regiones deben estar integradas por un mínimo de 3 y un máximo de 25 municipios, que deben ser colindantes y en total deben superar los 450 mil habitantes y no tener más de 1,4 millones.
Además de las características de territorialidad el plan de regionalización busca, según aclara el proyecto, “impulsar su desarrollo institucional, económico y social mediante el despliegue de las capacidades de cada una de las regiones, para disminuir desequilibrios en materia de desarrollo socioeconómico, crecimiento poblacional e infraestructura, mejorando el tejido social con políticas públicas adaptadas regionalmente y para lograr un mayor acercamiento del Estado Provincial a sus habitantes, a través de un proceso de transformación del Estado Provincial profundo y abarcativo”.
El debate en la Legislatura provincial determinará el futuro del proyecto que eligió Scioli como central en su campaña para la reelección. En su discurso en la Asamblea legislativa para la apertura de las sesiones ordinarias, el gobernador resumió su propuesta: “La aplicación de esta ley fomentará aspectos clave de nuestro proceso de regionalización y descentralización, el aumento de la productividad, el mejoramiento de la oferta de bienes y servicios y el reacomodamiento de la infraestructura al crecimiento y al equilibrio territorial”.
El oficialismo legislativo buscará lograr el consenso para llegar a sancionarla, pero la oposición ya adelanto que será difícil este año. El final está abierto. (NCN).
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