El lunes llegará a la Legislatura, donde el oficialismo necesita aliados ya que está en minoría en las dos Cámaras. Contra lo que se esperaba, los radicales no apoyarán, ya que prefieren las actuales reglas para el frente electoral que hagan. La esperanza del Gobierno es cooptar a macristas y denarvaístas que confluyen en Unión Pro.
Durante la reunión del Consejo del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires de este viernes, el jefe de Gabinete bonaerense Alberto Pérez le dijo a cuanto dirigente peronista tuvo enfrente que el lunes enviará a Legislatura el proyecto para devolverle a los partidos políticos el poder de definir las reglas de juego en sus internas.
Pero no especificó un asunto nada menor: para que esa reforma pase el filtro parlamentario requerirá de la ayuda de legisladores que responden a Macri y a De Narváez, ya que la UCR no está dispuesta a avalarla.
El radicalismo tiene una vieja historia de acuerdos legislativos con el peronismo en reglamentos electorales. Haciendo uso de la mayoría parlamentaria, impusieron el régimen de cuociente para las elecciones generales, que fija pisos de votos altos para acceder al reparto de legisladores, norma que les permitió monopolizar los recintos durante dos décadas.
La UCR también apoyó la reforma electoral de 2009 de la provincia, a diferencia de sus pares de Nación. Pero no estaría dispuesto a avalar la modificación que piden a gritos los intendentes peronistas, que consiste en eliminar el sistema D’Hont como regla general para las internas abiertas del 14 de agosto.
Este mecanismo permite colar candidatos en las nóminas a quien consiga un 10% de los votos, dándole así representación a las minorías. El PJ bonaerense nunca lo usó. Por el contrario, su carta orgánica sólo le permite anotar algún nombre en las listas a quienes consigan un 25%, un caudal reservado para los poderosos.
Como la UCR siempre usó el D’Hont para sus internas, Scioli y los jefes del PJ bonaerense creyeron que contarían con su ayuda. Pero se equivocaron: el jefe del bloque radical de Diputados, Ricardo Jano, le adelantó a su par oficialista Raúl Pérez que no cuenten con su ayuda.
Según fuentes de la UCR, la resistencia a plegarse a esta estrategia del PJ se debió a dos motivos: el costo político de ayudar pasivamente al poder más duro del peronismo y la inconveniencia de tener que definir reglas propias para una interna de su frente progresista.
Es que el artículo que quieren modificar los intendentes es el que fija el sistema D’Hont para las internas abiertas y simultáneas de los partidos o frentes que se conformen. Es el que los kirchneristas duros querían hacer valer para robar candidaturas.
Los aliados son indispensables para cumplir este deseo de los intendentes, sobre todo porque, al ser una ley, será difícil para Scioli modificarla por un decreto. Y los números en la Legislatura no son favorables: el frente para la victoria tiene 37 diputados sobre 92, 10 menos que lo necesario para la mayoría; y 21 senadores sobre 46, a tres del quórum.
Además, esta reforma abrirá grietas en los bloques, porque se anticipa el rechazo de los kirchneristas duros, por iniciativa propia y presión de la Casa Rosada. Estarán en esa lista seguro los diputados Fernando Navarro (del Movimiento Evita), Alicia Sánchez (esposa de Luis D’Elía) y Sandra Cruz (del Frente Transversal de Edgardo Depetri); y el senador Guido Carlotto, kirchnerista sin matices.
Sin los radicales, Scioli buscaría ayuda donde tantas veces la encontró desde que llegó a la gobernación: en los diputados con chapa de denarvaístas o macristas pero tantas veces socios del oficialismo en la Legislatura.
Con ellos, los números dan justo. En diputados el bloque Unión Pro tiene 15 escaños y en el Senado cinco. En ambos confluyen referentes de De Narváez, Macri y Duhalde, pero no siempre de fluidos contactos con ellos. Además, Felipe Solá cuenta con cuatros diputados y una senadora. Desde el lunes estos legisladores pondrán en juego su lealtad con sus jefes. (La Política OnLIne).
Durante la reunión del Consejo del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires de este viernes, el jefe de Gabinete bonaerense Alberto Pérez le dijo a cuanto dirigente peronista tuvo enfrente que el lunes enviará a Legislatura el proyecto para devolverle a los partidos políticos el poder de definir las reglas de juego en sus internas.
Pero no especificó un asunto nada menor: para que esa reforma pase el filtro parlamentario requerirá de la ayuda de legisladores que responden a Macri y a De Narváez, ya que la UCR no está dispuesta a avalarla.
El radicalismo tiene una vieja historia de acuerdos legislativos con el peronismo en reglamentos electorales. Haciendo uso de la mayoría parlamentaria, impusieron el régimen de cuociente para las elecciones generales, que fija pisos de votos altos para acceder al reparto de legisladores, norma que les permitió monopolizar los recintos durante dos décadas.
La UCR también apoyó la reforma electoral de 2009 de la provincia, a diferencia de sus pares de Nación. Pero no estaría dispuesto a avalar la modificación que piden a gritos los intendentes peronistas, que consiste en eliminar el sistema D’Hont como regla general para las internas abiertas del 14 de agosto.
Este mecanismo permite colar candidatos en las nóminas a quien consiga un 10% de los votos, dándole así representación a las minorías. El PJ bonaerense nunca lo usó. Por el contrario, su carta orgánica sólo le permite anotar algún nombre en las listas a quienes consigan un 25%, un caudal reservado para los poderosos.
Como la UCR siempre usó el D’Hont para sus internas, Scioli y los jefes del PJ bonaerense creyeron que contarían con su ayuda. Pero se equivocaron: el jefe del bloque radical de Diputados, Ricardo Jano, le adelantó a su par oficialista Raúl Pérez que no cuenten con su ayuda.
Según fuentes de la UCR, la resistencia a plegarse a esta estrategia del PJ se debió a dos motivos: el costo político de ayudar pasivamente al poder más duro del peronismo y la inconveniencia de tener que definir reglas propias para una interna de su frente progresista.
Es que el artículo que quieren modificar los intendentes es el que fija el sistema D’Hont para las internas abiertas y simultáneas de los partidos o frentes que se conformen. Es el que los kirchneristas duros querían hacer valer para robar candidaturas.
Los aliados son indispensables para cumplir este deseo de los intendentes, sobre todo porque, al ser una ley, será difícil para Scioli modificarla por un decreto. Y los números en la Legislatura no son favorables: el frente para la victoria tiene 37 diputados sobre 92, 10 menos que lo necesario para la mayoría; y 21 senadores sobre 46, a tres del quórum.
Además, esta reforma abrirá grietas en los bloques, porque se anticipa el rechazo de los kirchneristas duros, por iniciativa propia y presión de la Casa Rosada. Estarán en esa lista seguro los diputados Fernando Navarro (del Movimiento Evita), Alicia Sánchez (esposa de Luis D’Elía) y Sandra Cruz (del Frente Transversal de Edgardo Depetri); y el senador Guido Carlotto, kirchnerista sin matices.
Sin los radicales, Scioli buscaría ayuda donde tantas veces la encontró desde que llegó a la gobernación: en los diputados con chapa de denarvaístas o macristas pero tantas veces socios del oficialismo en la Legislatura.
Con ellos, los números dan justo. En diputados el bloque Unión Pro tiene 15 escaños y en el Senado cinco. En ambos confluyen referentes de De Narváez, Macri y Duhalde, pero no siempre de fluidos contactos con ellos. Además, Felipe Solá cuenta con cuatros diputados y una senadora. Desde el lunes estos legisladores pondrán en juego su lealtad con sus jefes. (La Política OnLIne).
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