SAN ISIDRO, Diciembre 18, (PUNTO CERO) Con la presencia del intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, los pre adjudicatarios de viviendas que se construyen en Bajo San Isidro, dentro del Plan Federal de Viviendas, firmaron en la tarde del viernes el Convenio de Convivencia, en el ámbito de una celebración por el acontecimiento, que se llevó a cabo el viernes último en el quincho del Campo Municipal de Deportes Nº 6, de Av. del Fomentista y Roque Sáenz Peña.
En la ocasión, el Dr. Posse, se refirió a este suceso inédito con el cual se tiende a eliminar villas de emergencias y asentamientos precarios, conteniendo a sus habitantes e integrándolos definitivamente al tejido social del Partido de San Isidro.
“Esto –refiriéndose al programa habitacional y de transformación cultural- tiene que ver con la transparencia y la descentralización. Porque se descentraliza en esa mesa de integración que funciona en el lugar donde está la villa. Hubo muchos meses donde se trabajó más en lo cultural que en el cemento, porque el objetivo no es pasar de una villa de cartón a una villa de cemento. Lo que hacemos es en realidad una apuesta fuerte a la integración de todos nuestros vecinos y compatriotas que les tocó vivir en zonas de emergencia. Mi idea es que de aquí en adelante, todo el ejido urbano quede integrado en un conjunto armónico”.
“En el partido de San Isidro –añadió- quedan 12 villas de emergencia de las que tres son las que están aquí en el Bajo San Isidro, una grande y dos más chicas. Son de las más antiguas del Partido”.
Luego explicó que “el proceso de integración tiene dos alternativas. Una de ellas la denominamos “de abanico” y que no es más que darle la opción a la gente de vivir en otro lado con el apoyo de la comuna. Esto sucedió en algunas villas como la de la “Horquilla” que ya no existe más. Algunos de los que la habitaron prefirieron retornar a sus lugares de origen. Otros adquirieron una vivienda en cómodas cuotas cerca del lugar porque estaban aquerenciados.
“En otros lugares como es este caso –continuó-, se plantearon opciones mixtas. Los que prefirieron quedarse se les da una vivienda con parcela en una manzana y son frentistas de calles que se están abriendo, para que puedan entrar, por ejemplo, ambulancias, o docentes para buscar a los chicos que no van a clase, la policía etc.”.
“El tema de la urbanización, de dar vivienda a los habitantes de las villas, que en este caso son pagadas por los beneficiarios de la integración, aunque sea en 400 cuotas, requiere en principio una fuerte inversión del estado, para que las condiciones mínimas de infraestructura tienen que cerrar para poder incorporarlo. Cuando cada uno se da cuenta que paga la cuota se va sintiendo mejor.”
“Pero también hay que subrayar que en la mesa de integración se trabaja mucho en la cuestión cultural donde se prioriza la buena conducta social. Por lo tanto queda priorizado en la obtención de la vivienda el que tiene buena conducta social y, por ende, aquel que es un “irregular” que ejerce violencia sobre el vecino, provoca miedo o es un delincuente consuetudinario pierde esa prioridad.”
“En este proceso de cambio en este lugar están involucradas 204 familias censadas, la totalidad de las que se encuentran en el Bajo San Isidro, algo más de 1.200 personas.”
Respecto de los dispositivos puestos en juego y basados en un planteo inédito, explicó el Dr. Posse que “esta herramienta de inclusión social que estamos aplicando es única. De Sudamérica vienen a conocer su mecanismo pues no es el Estado, los gobiernos cualquiera sean, quienes deciden a quien dar la vivienda, sino la propia comunidad. Esto está puesto en manos de una organización, que es la Mesa de Integración conformada por 42 entidades junto con las iglesias de distintos credos. Nosotros contribuimos con sociólogos en la dirección del proceso. Y por supuesto invertimos buena parte de nuestro capital social y político para que esto salga bien. Y por suerte, esto está saliendo bien”.
“Todos los que en estos meses se dedicaron a este esfuerzo, junto con las áreas municipales hicieron un trabajo fuerte dedicado a la transformación de las villas de emergencia en un barrio urbanizado, del mismo modo en que es contenido el resto de los sanisidrenses”, añadió.
“Desde el municipio y desde el Plan Federal de Viviendas hemos hecho lo que ustedes quisieron. Renuevo el compromiso de continuar esta tarea para el resto de los habitantes del Bajo San Isidro”.
Bajo el quincho del campo municipal, los vecinos de la villa beneficiada, en perfecto orden formaron cola para firmar el Convenio de Convivencia, mientras en el césped, el resto de la familia y vecinos de los beneficiarios disfrutaron de un festival de música y actividades deportivas organizado por la Municipalidad de San Isidro.
El documento firmado forma parte de los instrumentos para los pre-adjudicatarios del Plan Federal de Viviendas, que deben suscribir para adquirir la tenencia del inmueble, dejándose constancia que su incumplimiento es pasible de sanciones que pueden llegar hasta la pérdida del derecho de beneficiario del plan aludido.
El convenio obliga, por ejemplo que los jardines del frente de la vivienda deberán mantenerse limpios prohibiéndose su uso como depósito de basura, trastos y/u objetos en desuso. Tampoco deberán usarse para hacer asados, etc.
Los residuos domiciliarios deberán colocarse en bolsas y/o canastos. Los que convivan con animales serán responsables de su cuidado. Los padres serán responsables por los daños que provoquen los hijos. Se prohibe la colocación de aparatos sonoros que causen molestias a los vecinos; la circulación y permanencia de personas en estado de ebriedad en la vía pública, etc.
El secretario de Integración Comunitaria, Lic. Arturo Flier por su parte indicó que este programa de integración social “se lanzó hace 3 años cuando se inició el plan federal de viviendas. A partir de allí el intendente Posse planteó que la vivienda no es el fin de este proceso sino el “trampolín” para un cambio de vida”.
“Se trata pues –dijo- de delegar en la misma comunidad un sistema transparente en el operativo de entrega de viviendas. Pero hay más. Este programa no es vivienda ni infraestructura urbana solamente. Esto propone un cambio en los hábitos de vida. Un cambio cultural. Por eso, en diferentes reuniones los vecinos se fueron reuniendo para juntos lograr un cambio de estructura. Temas como los de la basura, del cuidado de los hijos, de las adicciones, los ruidos molestos, etc. son cuestiones que van más allá al tema de la vivienda. Más bien un cambio de hábitos reorientados hacia la convivencia”
“Tanto es así –añadió- que todavía no se entregó una sola vivienda y ya los vecinos acordaron la manera de convivir entre todos. A ello debemos sumar a esta propuesta innovadora, el tema de la capacitación e inserción laboral. Tenemos ya 150 alumnos de los programas de vivienda que están terminando sus estudios secundarios”.
En la ocasión, el Dr. Posse, se refirió a este suceso inédito con el cual se tiende a eliminar villas de emergencias y asentamientos precarios, conteniendo a sus habitantes e integrándolos definitivamente al tejido social del Partido de San Isidro.
“Esto –refiriéndose al programa habitacional y de transformación cultural- tiene que ver con la transparencia y la descentralización. Porque se descentraliza en esa mesa de integración que funciona en el lugar donde está la villa. Hubo muchos meses donde se trabajó más en lo cultural que en el cemento, porque el objetivo no es pasar de una villa de cartón a una villa de cemento. Lo que hacemos es en realidad una apuesta fuerte a la integración de todos nuestros vecinos y compatriotas que les tocó vivir en zonas de emergencia. Mi idea es que de aquí en adelante, todo el ejido urbano quede integrado en un conjunto armónico”.
“En el partido de San Isidro –añadió- quedan 12 villas de emergencia de las que tres son las que están aquí en el Bajo San Isidro, una grande y dos más chicas. Son de las más antiguas del Partido”.
Luego explicó que “el proceso de integración tiene dos alternativas. Una de ellas la denominamos “de abanico” y que no es más que darle la opción a la gente de vivir en otro lado con el apoyo de la comuna. Esto sucedió en algunas villas como la de la “Horquilla” que ya no existe más. Algunos de los que la habitaron prefirieron retornar a sus lugares de origen. Otros adquirieron una vivienda en cómodas cuotas cerca del lugar porque estaban aquerenciados.
“En otros lugares como es este caso –continuó-, se plantearon opciones mixtas. Los que prefirieron quedarse se les da una vivienda con parcela en una manzana y son frentistas de calles que se están abriendo, para que puedan entrar, por ejemplo, ambulancias, o docentes para buscar a los chicos que no van a clase, la policía etc.”.
“El tema de la urbanización, de dar vivienda a los habitantes de las villas, que en este caso son pagadas por los beneficiarios de la integración, aunque sea en 400 cuotas, requiere en principio una fuerte inversión del estado, para que las condiciones mínimas de infraestructura tienen que cerrar para poder incorporarlo. Cuando cada uno se da cuenta que paga la cuota se va sintiendo mejor.”
“Pero también hay que subrayar que en la mesa de integración se trabaja mucho en la cuestión cultural donde se prioriza la buena conducta social. Por lo tanto queda priorizado en la obtención de la vivienda el que tiene buena conducta social y, por ende, aquel que es un “irregular” que ejerce violencia sobre el vecino, provoca miedo o es un delincuente consuetudinario pierde esa prioridad.”
“En este proceso de cambio en este lugar están involucradas 204 familias censadas, la totalidad de las que se encuentran en el Bajo San Isidro, algo más de 1.200 personas.”
Respecto de los dispositivos puestos en juego y basados en un planteo inédito, explicó el Dr. Posse que “esta herramienta de inclusión social que estamos aplicando es única. De Sudamérica vienen a conocer su mecanismo pues no es el Estado, los gobiernos cualquiera sean, quienes deciden a quien dar la vivienda, sino la propia comunidad. Esto está puesto en manos de una organización, que es la Mesa de Integración conformada por 42 entidades junto con las iglesias de distintos credos. Nosotros contribuimos con sociólogos en la dirección del proceso. Y por supuesto invertimos buena parte de nuestro capital social y político para que esto salga bien. Y por suerte, esto está saliendo bien”.
“Todos los que en estos meses se dedicaron a este esfuerzo, junto con las áreas municipales hicieron un trabajo fuerte dedicado a la transformación de las villas de emergencia en un barrio urbanizado, del mismo modo en que es contenido el resto de los sanisidrenses”, añadió.
“Desde el municipio y desde el Plan Federal de Viviendas hemos hecho lo que ustedes quisieron. Renuevo el compromiso de continuar esta tarea para el resto de los habitantes del Bajo San Isidro”.
Bajo el quincho del campo municipal, los vecinos de la villa beneficiada, en perfecto orden formaron cola para firmar el Convenio de Convivencia, mientras en el césped, el resto de la familia y vecinos de los beneficiarios disfrutaron de un festival de música y actividades deportivas organizado por la Municipalidad de San Isidro.
El documento firmado forma parte de los instrumentos para los pre-adjudicatarios del Plan Federal de Viviendas, que deben suscribir para adquirir la tenencia del inmueble, dejándose constancia que su incumplimiento es pasible de sanciones que pueden llegar hasta la pérdida del derecho de beneficiario del plan aludido.
El convenio obliga, por ejemplo que los jardines del frente de la vivienda deberán mantenerse limpios prohibiéndose su uso como depósito de basura, trastos y/u objetos en desuso. Tampoco deberán usarse para hacer asados, etc.
Los residuos domiciliarios deberán colocarse en bolsas y/o canastos. Los que convivan con animales serán responsables de su cuidado. Los padres serán responsables por los daños que provoquen los hijos. Se prohibe la colocación de aparatos sonoros que causen molestias a los vecinos; la circulación y permanencia de personas en estado de ebriedad en la vía pública, etc.
El secretario de Integración Comunitaria, Lic. Arturo Flier por su parte indicó que este programa de integración social “se lanzó hace 3 años cuando se inició el plan federal de viviendas. A partir de allí el intendente Posse planteó que la vivienda no es el fin de este proceso sino el “trampolín” para un cambio de vida”.
“Se trata pues –dijo- de delegar en la misma comunidad un sistema transparente en el operativo de entrega de viviendas. Pero hay más. Este programa no es vivienda ni infraestructura urbana solamente. Esto propone un cambio en los hábitos de vida. Un cambio cultural. Por eso, en diferentes reuniones los vecinos se fueron reuniendo para juntos lograr un cambio de estructura. Temas como los de la basura, del cuidado de los hijos, de las adicciones, los ruidos molestos, etc. son cuestiones que van más allá al tema de la vivienda. Más bien un cambio de hábitos reorientados hacia la convivencia”
“Tanto es así –añadió- que todavía no se entregó una sola vivienda y ya los vecinos acordaron la manera de convivir entre todos. A ello debemos sumar a esta propuesta innovadora, el tema de la capacitación e inserción laboral. Tenemos ya 150 alumnos de los programas de vivienda que están terminando sus estudios secundarios”.
Con la alegría y la esperanza marcada en el rostro, los futuros adjudicatarios de las viviendas celebraron la instancia concluida hasta pasadas las 20. Las viviendas que se erigen son linderas al campo deportivo municipal, lugar que seguramente los menores y jóvenes del nuevo barrio sabrán aprovechar intensamente. (PUNTO CERO).
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