SAN MARTIN, Diciembre 18, (PUNTO CERO) “Nosotros entrábamos al relleno sanitario a buscar cartón y nos exponíamos a muchos riesgos: las enfermedades y la inseguridad. Ahora tenemos un trabajo digno”, cuenta Norma Aranguíz, una de las coordinadoras de la nueva planta que funciona en “Resiparque”, a la vera del Camino del Buen Ayre, altura Columna 128, del Partido de San Martín.
La coordinadora explica que el mecanismo de acopio, tratamiento y venta se maneja dentro de la organización: “Los comparadores se acercan a la planta y se llevan la mercadería. Luego, nosotros dividimos la plata entre todos”, detalla. De esa manera, el ente de Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), sólo aporta las herramientas necesarias para que los ex cartoneros puedan trabajar: las maquinarias y el equipamiento de higiene y seguridad.
“La gente que ahora trabaja en la planta era la que antes entraba al relleno sanitario. Por este tema se desataron muchos conflictos, entonces decidimos resolverlos de la mejor manera. Les propusimos armar una planta social para que ellos mismos la dirijan. Ahora tienen acceso a un trabajo con un nivel de ingreso que llega a los $ 400 por mes, aproximadamente”, señala Carlos Hurst, presidente del CEAMSE.
Sin embargo, algunos obreros de la planta sostienen que económicamente convenía entrar al relleno sanitario. Miguel Rivero, tiene 29 años y es uno de los encargados de la planta. “Era más negocio entrar al relleno. Pero había muchos problemas con la Policía”, reconoce y agrega: “Muchos de nosotros preferimos trabajar, aprender un oficio. Por eso aceptamos la propuesta de CEAMSE. Claro, que nosotros la administraríamos y controlaríamos al personal”.
Según informa la asociación civil La Esperanza del Rey, durante noviembre se reciclaron 6.240 toneladas de basura. Allí trabajan 68 personas distribuidas en dos turnos, de lunes a viernes de 7 a 21. Durante las jornadas se recuperan botellas de material pet, trapos, papeles y envases de tetra pak. Además, cuentan con una prensadora de botellas plásticas y una cinta transportadora mediante la cual realizan la clasificación y separación de la basura.
Aranguíz remarca los objetivos del trabajo comunitario: “Esto brinda una salida a la situación de marginación que viven las familias del área Reconquista. La tarea de desarrollo comunitario es que, mediante la autoorganización popular, los vecinos que aún deben dedicarse al cartoneo tengan la posibilidad de que su tarea se realice de manera más organizada, con acceso a beneficios”.
Esta es la última pero no la única planta que surge por dos motivos: el problema de la basura y el marco ilegal y precario en el que trabajan los cartoneros. Los trabajadores afirman que el principal problema que tenían eran los conflictos que se desataban con la Policía. De hecho, todavía no se esclareció la muerte de Diego Duarte, un chico de 16 años que desapareció en marzo de 2004, mientras juntaba basura en ese relleno sanitario de San Martín cuya extensión es de 400 metros cuadrados.
En esa época, según una investigación realizada por el diario Página 12 en 2004 ("Los que van a metalear" y "La larga espera entre la basura"), el acopio de residuos se hacía mediante “una incursión clandestina nocturna, el asalto a los camiones antes de entrar al relleno y el corte del camino del Buen Ayre”. Luego, las autoridades de la empresa les permitieron ingresar una hora por día, bajo fuerte vigilancia policial y podían llevarse lo que encontraban. En ese contexto, surgen las plantas de tratamiento con características de trabajo comunitario.
El abogado Raúl Álvarez, Licenciado en Ciencia Política (UBA), Profesor de Nivel Superior (UTN) y Auxiliar Docente de la materia “Teoría del Estado” en la Facultad de Derecho (UBA), tocó este tema en las “Cuartas Jornadas de Jóvenes Investigadores”, que de realizaron del 19 al 21 de septiembre de este año en la Facultad de Ciencias Sociales.
Entre otras opiniones, Álvarez apunta: “El CEAMSE ha elegido como interlocutores a las organizaciones barriales aledañas al relleno, ofreciéndoles la instalación y operación de plantas de separación de residuos. Si bien este proyecto de instalación de un “Polo ambiental” en la zona, avanza rápidamente y ya cuenta con una docena de planta encaminadas, es dudoso que la cantidad de mano de obra a emplear permita “descomprimir” la presión que sobre la basura ejerce la población de los alrededores”.
La coordinadora explica que el mecanismo de acopio, tratamiento y venta se maneja dentro de la organización: “Los comparadores se acercan a la planta y se llevan la mercadería. Luego, nosotros dividimos la plata entre todos”, detalla. De esa manera, el ente de Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), sólo aporta las herramientas necesarias para que los ex cartoneros puedan trabajar: las maquinarias y el equipamiento de higiene y seguridad.
“La gente que ahora trabaja en la planta era la que antes entraba al relleno sanitario. Por este tema se desataron muchos conflictos, entonces decidimos resolverlos de la mejor manera. Les propusimos armar una planta social para que ellos mismos la dirijan. Ahora tienen acceso a un trabajo con un nivel de ingreso que llega a los $ 400 por mes, aproximadamente”, señala Carlos Hurst, presidente del CEAMSE.
Sin embargo, algunos obreros de la planta sostienen que económicamente convenía entrar al relleno sanitario. Miguel Rivero, tiene 29 años y es uno de los encargados de la planta. “Era más negocio entrar al relleno. Pero había muchos problemas con la Policía”, reconoce y agrega: “Muchos de nosotros preferimos trabajar, aprender un oficio. Por eso aceptamos la propuesta de CEAMSE. Claro, que nosotros la administraríamos y controlaríamos al personal”.
Según informa la asociación civil La Esperanza del Rey, durante noviembre se reciclaron 6.240 toneladas de basura. Allí trabajan 68 personas distribuidas en dos turnos, de lunes a viernes de 7 a 21. Durante las jornadas se recuperan botellas de material pet, trapos, papeles y envases de tetra pak. Además, cuentan con una prensadora de botellas plásticas y una cinta transportadora mediante la cual realizan la clasificación y separación de la basura.
Aranguíz remarca los objetivos del trabajo comunitario: “Esto brinda una salida a la situación de marginación que viven las familias del área Reconquista. La tarea de desarrollo comunitario es que, mediante la autoorganización popular, los vecinos que aún deben dedicarse al cartoneo tengan la posibilidad de que su tarea se realice de manera más organizada, con acceso a beneficios”.
Esta es la última pero no la única planta que surge por dos motivos: el problema de la basura y el marco ilegal y precario en el que trabajan los cartoneros. Los trabajadores afirman que el principal problema que tenían eran los conflictos que se desataban con la Policía. De hecho, todavía no se esclareció la muerte de Diego Duarte, un chico de 16 años que desapareció en marzo de 2004, mientras juntaba basura en ese relleno sanitario de San Martín cuya extensión es de 400 metros cuadrados.
En esa época, según una investigación realizada por el diario Página 12 en 2004 ("Los que van a metalear" y "La larga espera entre la basura"), el acopio de residuos se hacía mediante “una incursión clandestina nocturna, el asalto a los camiones antes de entrar al relleno y el corte del camino del Buen Ayre”. Luego, las autoridades de la empresa les permitieron ingresar una hora por día, bajo fuerte vigilancia policial y podían llevarse lo que encontraban. En ese contexto, surgen las plantas de tratamiento con características de trabajo comunitario.
El abogado Raúl Álvarez, Licenciado en Ciencia Política (UBA), Profesor de Nivel Superior (UTN) y Auxiliar Docente de la materia “Teoría del Estado” en la Facultad de Derecho (UBA), tocó este tema en las “Cuartas Jornadas de Jóvenes Investigadores”, que de realizaron del 19 al 21 de septiembre de este año en la Facultad de Ciencias Sociales.
Entre otras opiniones, Álvarez apunta: “El CEAMSE ha elegido como interlocutores a las organizaciones barriales aledañas al relleno, ofreciéndoles la instalación y operación de plantas de separación de residuos. Si bien este proyecto de instalación de un “Polo ambiental” en la zona, avanza rápidamente y ya cuenta con una docena de planta encaminadas, es dudoso que la cantidad de mano de obra a emplear permita “descomprimir” la presión que sobre la basura ejerce la población de los alrededores”.
Además del centro de reciclado que maneja esta asociación civil, existen tres plantas más coordinadas por las ONG: son “Las Piletas”, “Un nuevo amanecer” y “Las Piletas II”. Según el CEAMSE, cada una de ellas involucra a unas 120 personas. Y se espera que el año que viene se inauguren dos plantas más, siempre respetando la organización y la mano de obra de las organizaciones civiles. (PUNTO CERO).
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